Medir los ingredientes para la masa excepto la mantequilla, la grasa y la sal y empezar a amasar la masa. Tras unos minutos de amasado, añade la mantequilla y la grasa y, al final del amasado, la sal.
Una vez que la masa esté inflada, colóquela en una fuente de horno engrasada y déjela reposar durante 1 hora.
Empieza a doblar la masa. Realice el primer plegado de la forma que desee y, a continuación, póngala en la bandeja de fermentación para que repose durante 45 minutos.
A continuación, el segundo pliegue y de nuevo 45 minutos de descanso.
Hacer el último tercio de pliegue y dejar reposar durante 1 hora.
Divide la masa en dos bolas de masa y refrigéralas durante unas 12 horas (yo suelo ponerlas en un recipiente hermético).
Extender las bolas de masa y dejar atemperar durante 1-2 horas a temperatura ambiente.
Mientras tanto, preparar el relleno de semillas de amapola: poner la leche y la nata en un cazo y añadir la ralladura de limón, el azúcar y las semillas de amapola. Calentar ligeramente, sin que llegue a hervir. Apagar el fuego, añadir la miel al final y dejar enfriar.
Estira las bolas de masa en rectángulos, luego alisa el relleno de semillas de amapola sobre ellas y dales la misma forma que a los bejgli. Dobla los dos bordes y enróllalos, si te parece bien puedes hornearlos así o incluso trenzar los dos palitos juntos. Yo los puse en un molde de cerámica, que engrasé con un poco de mantequilla y espolvoreé con pan rallado. Horneé mi hogaza a 25 grados durante 4 horas.
Precalentar el horno a 200°C en el programa de cocción de abajo arriba.
Una vez que el horno esté precalentado, coloque el pan en el horno y baje el horno de 200 grados a 180 grados. Horneé con la tapa puesta durante 45 minutos y luego sin la tapa otros 10. (Si no está horneando en un molde con la tapa puesta, debe tener cuidado y si la parte superior del pastel está muy dorada, cúbrala con un trozo de papel de aluminio para evitar que se queme).